martes, 9 de agosto de 2016

VISITA AL PRADO.

VISITA AL PRADO.

Era jueves por la mañana , me encontraba programando mi visita al Prado, era una de mis excursiones favoritas unavez al mes, escogía algún museo o galería de arte , para buscar inspiración, era importante para mi trabajo como diseñadora de interiores. Y si encima tenía el añadido que coincidiera con alguna exposición de un determinado autor , la visita se transformaba en un placer aún mayor.

Estaba con mi café, consultando en internet las páginas del museo, cuando me llamaron al móvil .
Suspendí mi búsqueda, pensando que a Andrés se le habría vuelto a olvidar algo. Pero ví que la llamada era de mi hermana, mi pequeña Camille, _Lo de pequeña es  una broma entre las dos,- porque es un pedazo de mujer de un metro ochenta , de los cuáles no debe estar muy conforme porque les añade unos tacones de infarto, por lo menos de diez a doce centímetros, o es que tiene realmente un complejo de bajita muy grande, si no , no hay explicación.
Amén, que siempre tiene problema con sus parejas por lo mismo, aunque a ella le da igual.
 -Hola, fea,-saludó,- que tas haciendo? - preguntó con voz mimosa, cuando mi pequeña se pone así, es que quiere quedar para hablar , tomar café -cosa que hago sola porque ella odia el café- o me lleva a cualquier cata o degustación en un sitio de moda. Siempre está buscando novedades, como quien busca petróleo, le atrae lo exótico , ha tenido un novio finlandés, especialmente buscado,-que he de reconocer le quedaba fabulosamente bien en altura, pero ella sólo quería conocer  el ritual de la sauna finlandesa de alguien que lo viviera auténticamente.
-Aquí, me pillas le contesté, consultando la guía del Prado y del Thyssen , para ir a ver alguna obra, ya que  según parece las musas me han abandonado- contesté-.
-Bueno y cuando vas? te acompaño - preguntó y confirmó todo a la vez, con esa rara habilidad suya de dar a entender quiero verte, necesito hablar.
-Claro, -contesté, dejando la taza sobre la encimera de la cocina.-El jueves, te parece bien?
 Respondió de manera afirmativa y yo me dirigí al baño a quitarme los rulos, mientras pensaba en el próximo proyecto de interiorismo , esta vez iba a decorar una cocina y había un conflicto entre el mi cliente y yo por el color de los azulejos con los muebles.

El jueves, llovía a cántaros, el olor de la lluvia mezclado con las diferentes plantas que poblaban, el jardín Botánico, bastante próximo al museo, me gustaba.Allí estaba  yo , a las puertas esperando a Camille que dijo algo que me reconocería enseguida por mi indumentaria chillona.
Algo, que corroboré en ese momento,: paraguas y botas naranja butano, con un impermeable morado, con topitos multicolores, inconfundible.
Por fin la vi llegar, subida a sus increíbles  e imposibles plataformas.
Ví que llevaba unos andares mas milimetrados que de costumbre, pero lo dejé estar.
Nos saludamos con un hola y dos besos de rigor,  me preguntó que zona iba a visitar hoy , a lo que repondí pensativa,- El Bosco-.

Nos dirigimos hacia la zona donde está expuesto coincidiendo con su V centenario, El Bosco, y su luminoso "Jardín de las Delicias".
Al entrar, luego de la interminable cola de la entrada, nos dirigimos a la zona destinada al Bosco.
Empezamos a contemplar el cuadro , logro quedarme completamente abstraída , cuando empiezo a notar un olor raro, lo achaqué a cualquier cosa, pero tenía un fondo que me resultaba familiar.
Camille, me tocó el brazo- María , me voy al servicio-dijo, asentí con la cabeza, dejandome llevar por el artista.
 A su regreso , le costó encontrarme porque había una visita guiada, me volvió ese tufillo aún más fuerte.
Los visitantes, algunos de ellos observé se sentían  molestos, o notarían el tufillo porque iban frunciendo la nariz.
Al concluir la visita guiada, seguimos las dos un buen rato más, apreciando la totalidad de este genio y visionario que fue, el Bosco , incluso comprendí a gran admiración que el por él sentía Salvador Dalí,otro genio visionario, perdido entre el realismo y surrealismo.
-Te apetece, un té o café?- susurró Camille a mis oídos, justo al pasar por donde esta el cuadro de Goya, "Saturno devorando a sus hijos", un cuadro que me impresiona de forma  negativa en mis emociones ,hoy al hijo le ví forma de pez..no sé  y ese olorcillo persistente.

Salimos del Museo y nos fuimos a una cafetería , que hay por el Paseo del Prado , un poco mas hacia La Cibeles.  Sui Generis, un nombre original para definir esta cafetería tan cosmopolita.
Al entrar el reconfortan te olor del café, las vainillas, los caramelos y chocolates , me envolvieron y disimularon mi increíble olfato de ese día.
Nos sentamos, pedí un goloso capuchino a la vainilla, acompañado de una tostada con una deliciosa mermelada de mandarina, el referente de esta casa, mientras Camille se pidió un sofisticado té, con pétalos de rosas al toque de canela.

-Nena,-le digo has notado algo raro durante la visita al museo?-
-Define raro?- me suelta-(porque realmente diferimos en todas las percepciones y constataciones de las cosas).-que has notado?
-Durante todo el tiempo, he estado notando, un olorcillo fuerte, molesto, como si hubiera un pescado muerto en le museo.
La veo como se empieza a arrebolar su tez tan blanca y pálida. -hay, Dios digo para mis adentros, verás...como tiene algo que ver-.
-Maritú-así me ha bautizado desde siempre-,
Hace una pausa , se acomoda en la butaca, y yo espero se que la explicación va a ser compleja.
-Verás, recuerdas, el problema de mis pies, los juanetes?-.
-Sí, claro -, digo- pero no veo que relación hay, la última vez estabas con unos zapatos tres tallas más grandes y algo que te separaba los dedos, creo recordar.
-Y recuerdas bien, no me dió resultado, así que los dejé-.
-Ah, Camille, cuando vas a convencerte que no hay artilugios milagrosos?-
 -Ya, sé que tendré que operarme , pero lo estoy dilatando para dentro de dos años, y mientras pruebo de todo,- me comenta mientras abre mucho sus increíbles ojazos verdes.
-Ahora estoy con un invento japonés-.
-Camille, que invento es ése?-
-Un ungüento, japonés, que me recomendó una de mis compis del departamento de gestión-.
-Y...- dice con voz entrecortada, huele fatal ..su base es el aceite de sardinas-.
La miro, con los ojos como platos, luego con mirada de comprensión , de este amor fraternal, le digo:-Cariño, tú tranquila no pasa nada, todo sea lo que te alivie tu problema , que es tan doloroso, pero , no puedo evitar el reír, lo siento de verdad, le contesto,- a la par que suelto una carcajada.
Nos ponemos de pie para abonar la cuenta y marchar.
La abrazo con todo el amor del mundo, mientras me digo a mi misma, que el recuerdo de esa visita al Prado, tardaré mucho tiempo en olvidarla, como a los turistas que allí estaban y percibieron el tufillo.

Lou Montenegro. Agosto, 2016.







lunes, 25 de julio de 2016

Sombras.

Sombras.

Se arrebujó en el abrigo , mientras esperaba  allí en aquél portal de un edificio, gris y oscuro como él mismo, pensó hacía frío, lo mejor era andar un poco para entrar en calor. Caminó unos pasos , escupió un chicle, encendió un cigarrillo, siguió andando,piso una mierda de perro y maculló por lo bajo, se acercó al bordillo restregó la playera contra él , para soltar la cagarruta pegada, soltó unos cuantos insultos más, siguió andando, al llegar a la esquina, el aire frío le pegó en el rostro, haciéndolo girar sobre sus pasos, para volver a su refugio en el oscuro portal, apagó el cigarrillo, de un pisotón malhumorado.

Se frotó ambas manos y las sopló para entrar en calor, nunca pensó que hiciera tanto frío en aquella parte del país, acostumbrado al clima del sur, más benévolo. Introdujo las manos en el bolsillo y tropezó con un sobre, lo apretó con rabia, mezclada con odio, sabía de memoria lo que contenía, la dirección de ella y sus niños.

Cuatro años había pagado por culpa de la zorra de su ex., y el juez ni siquiera se dignó a oír a su abogado , le rechazaron todas las apelaciones, total si apenas la había tocado , a la muy zorra y desde luego que se lo merecía, algo habría hecho eso seguro porque él, Ignacio H.- Nacho para los amigos, no era un tipo violento ni cruel, ni todas las insensateces que se dijeron de él, no El era un señor que no toleraba que su mujer, fuera por ahí , como un zorrón vulgar, pintarrajeada, como una puta , para ir a su trabajo. -Menudos aires tenia, la muy puta pensó, se iba a trabajar  a la oficina, y cada dos por tres, ha hacer horas extras, vamos, a otro con ese hueso.
Como si el no fuera lo suficiente macho para sacar adelante a su familia, vamos una cosa es que estuviera en el paro, pero ahí estaba el para trabajar en lo que fuera de que iba a ser un mantenido ahora, vale esa fue una mala racha, y la María, lo único que hizo fue dejarle mal ante los colegas de siempre, que ahora ninguno, había aparecido por el trullo, para verlo.
Sus colegas, su familia era la gente del trullo, de esos te podías fiar. Y si no de que?. Gracias , al Cholo tenia la dirección, de la puta y los niños. que por ella no vengo, pero los críos son míos y tengo derechos.

Vio pasar un autobús, se bajaron un hombre y dos mujeres, las miró pero no, no era María ninguna de las dos., Tan rubias y fuertes.
Siguió ahí, en algún momento tendría que venir en ese autobús a esa dirección. Tenía tiempo, mucho tiempo para ajustarle las cuentas a la zorra de María.


María se bajó del autobús, había estado en su trabajo hasta tarde, miró para todos lados con tranquilidad y seguridad, se llevó las manos a la garganta en un acto instintivo de protección, ya que no quería  pañuelos  ni bufandas, nada que le rozara su cuello , donde aún hoy se apreciaban, dos finas lineas rosadas, huella del cinturón de Ignacio, aquel hombre con el que había compartido su vida, amor , sexo, hijos y que poco a poco fue matando todo el amor y respeto que le tuvo.
Cuatro años habían pasado, cuatro años en los que se habían sentido seguros ella y sus hijos.
Ahora comenzaba otra etapa de inseguridad y temor, por más que le habían ofrecido protección, de hecho la chica rubia que estaba con ella era un agente de seguridad.
pero no se sentía segura, había algo que le rondaba en el estómago.
Habían cambiado su identidad y la de los niños, ahora era Elsa R., trabajaba en un gimnasio dando clases de defensa personal y era adiestradora de perros policía, para la academia de la guardia civil.
Sus hijos, Julio y Ana iban también muy rubios y vestidos igual, lo que hacía imposible el reconocimiento de ambos parecían gemelos.

Esa tarde al bajar del autobús, creyó distinguir una figura, pensó que seria su obsesión, y no hizo caso.
Bajó de casa armándose de valor, tenía que cerciorarse,  fue a la panadería que estaba al cruzar la calle junto al edificio gris, se apretó el abrigo y empezó a cruzar corriendo, la calle.Dentro del abrigo en el bolsillo derecho llevaba la carta de la juez, que decía que el monstruo quedaba en libertad, el día nueve de enero.
Por eso habían decidido ponerle la agente y que extremara precauciones, le habían dicho.
Pasó rápido  por el portal gris y con el rabillo del ojo lo percibió. Tendría que informar a la agente, a la juez.
por un momento temió que se le echara encima , pero no respiró hondo, entró en la panadería y pidió una barra de pan y cuatro bollos para el desayuno de mañana.

Ignacio, estaba ahí congelado,sólo había visto a la gente que pasaba por la acera, algunos clientes de la panadería doce autobuses y nada más, a sí la rubia que estaba buenorra, entró corriendo en la panadería, si tuviera tiempo , le hubiera dicho cuatro linduras, la habría invitado a un café, pero no,_ tú atento a lo que estás
no la líes , chaval se dijo.
Siguió esperando. Hasta que miró el reloj, viendo que eran las doce de la noche, ya no quedaban  más autobuses, mañana volvería a la guardia, dijo para sus adentros.

María -Elsa, salió de la panadería, dentro se había vuelto a mirar hacia fuera, si era él lo había reconocido, lo vió mirarle el culo, cuando había entrado. Salió con naturalidad, se fue al paso de peatones, y subió los peldaños que la separaban del portal.
Ahora estaba segura , Ignacio no la había reconocido , desde arriba en la seguridad de su piso escudriñó la calle,  la siniestra figura de Ignacio estaba aún en el portal del edificio gris.

A la mañana siguiente, no había rastro de él.
Las instrucciones eran, que María-Elsa se iría de vacaciones con sus niños ese mismo día, la gente seguiría en el pisos controlando hasta que la zona fuera segura y la vigilancia policial sobre él , le vieran partir hacia el sur otra vez.  Con las costillas rotas y una fractura  de húmero,  de la paliza que le habían propinado los matones del barrio, por orden de la propia policía, asegurando uno de ellos que había mirado a su chica una rubia despampanante, por más que el lloró y perjuró que no había mirado a nadie, su negra sombra enfiló al sur, ya en el tren recordó que a la única que haía mirado era a la rubia que entró en la panadería, cinco noches antes.


Lou.Montenegro. Julio 2016.